Todavía quedaban algunos flecos para terminar de decorar este precioso hotel de sal cuando yo pase por allí pero se notaba que estaba hecho con muy buen gusto. Desde hace días había oído hablar maravillas de este lugar a algunos viajeros con los que me había cruzado en el camino. Estos espacios de convivencia cuentan con sillas y hamacas, situadas estratégicamente para que los huéspedes puedan ver el paisaje del Salar de Uyuni por grandes ventanales.