Un laberinto de cuatro millones de metros cuadrados distribuidos en cinco bloques y con 75.000 tiendas que venden dos millones de todo tipo de productos. «A mí, la verdad, me da mucha pena que la huella de nuestro país vaya a estar por todas partes en el Mundial menos en el sitio más importante, que es el césped», lamenta Wen, uno de los fabricantes de Yiwu que lleva tres Mundiales enviando camisetas a las naciones anfitrionas.