Hoy, los aprendices de brujos en la torre; mañana, nuestros padres asesinos en el vientre, bajo 6,3.» En el transcurso de mi vida, a menudo me ha parecido oír frases que parecían no tener sentido alguno. Hoy, los aprendices de brujos en la torre; mañana, nuestros padres asesinos en el vientre, bajo 6,3.» Y entendí que todo iba a cambiar. Pero entonces oí pasos que se acercaban, bajo los que crujía el suelo de un viejo parqué de madera. En una esquina, a mi izquierda, había juguetes de madera y plástico guardados en grandes cestos; a la derecha, una pequeña biblioteca, con filas de libros en desorden. He leído libros. Sé lo que es una hospitalización de oficio. Los fallos. «Esquizofrenia paranoide: el sujeto puede estar convencido de que fuerzas sobrenaturales influencian sus pensamientos y acciones.» Mientras me fumaba un cigarrillo Camel, escribí frenéti camente todo lo que pude en un papel para no perder el hilo.
Todavía se veían las fotos de la Défense, y de las fuerzas de auxilio en medio de las ruinas. Cuando las bombas explotaron, estaba a unos treinta metros de la torre, no más; pero fue suficiente para salvar mi vida. Había estado al pie de la torre, y aquellas voces me habían ordenado huir. Si había sobrevivido era porque las voces de mi cabeza no eran alucinaciones. No. Tenían que ser mentiras de mi cerebro enfermo, simples mentiras, alucinaciones. Me convencí en lo más hondo de mi ser de que eran reales. Llevaba tanto tiempo convencido de que estaba enfermo, que no podía negarlo de repente. Por tanto, debía tener el coraje de admitir la evidencia, la fuerza necesaria para aceptarla: cuestionarme aquello en lo que llevaba creyendo desde hace tanto tiempo, cuestionarme lo que me había costado tanto esfuerzo. Aceleré tanto como pude. Él me tendió la mano y me cogió por el hombro, como si fuera un herido grave, después me condujo a través del laberinto de la Défense. Él era el único vínculo que podía volver a unirme a la realidad. Se contentaba con seguir al señor De Telême para todo, con un cuaderno y un bolígrafo en la mano, y esbozaba extrañas sonrisas, que no lo eran, en realidad.
Y además, realmente no es que la frase no tuviera sentido, sino que más bien parecía tener uno muy profundo que se me escapaba completamente: una realidad que no podía percibir, pero que escondía una misteriosa coherencia. 12. Sentado en el salón de mis padres, me pasé el día entero dando vueltas a esa frase en mi cabeza. Aparecía en las pantallas del mundo entero. Va a saltar. Todo el mundo morirá en esta puta torre de vidrio. Mi frente pareció invadida por una ola de dolor, insistente, pesado, y después el mundo se desdobló ante mis ojos. Vivo. Y a la mañana siguiente, sentado frente al televisor, después de haber pasado una noche alelado en el gran salón blanco de mis padres, con los ojos fijos en la pantalla, me acordé repentinamente de algunas frases. Levanté los ojos y sostuve de nuevo mi propia mirada. Me pregunté si era posible que se hubiera equivocado, que hubiera confundido su rostro, pero estaba absolutamente convencido de reconocerla, hasta por su voz y su mirada. Había algo más oscuro, más perturbador, tal vez en la entonación de la voz.
Pero aquella vez fue diferente. O tal vez no había existido nunca. —Está bien —dijo ella, a la vez que suspiraba—. Era una mujer a la que nunca había apreciado. Necesita un padre y una madre para ver la luz. La chaqueta reversible de plumón que hemos diseñado para la colección de viaje del Arsenal ofrece a los jugadores una total comodidad en los largos desplazamientos. Polo Arsenal FC 2021/2022 Verde Calidad buena y precio bajísimo te están esperando. Cuando llegué a la gran arteria que conduce al Arco del Triunfo, bordeé un terraplén, salté por encima de una verja, crucé una zona verde por donde se paseaban turistas con ropa de verano. La invención del lenguaje es la mejor prueba de nuestra incapacidad de comprendernos. Lo consideré una prueba. Cuando recuperé una respiración regular, me levanté y me fui a la parte del fondo del autobús, como para asegurarme de que los hombres de chándales grises no estaban allí.