El partido pasó de una primera parte desértica, pero con un posible penalti no señalado para los lusos al éxtasis en la segunda mitad con cinco goles. Senegal no iba a presentar una batalla sencilla a Países Bajos, tratando de construir poco fútbol y llevar el duelo a un reparto de golpes, sabedores que su presencia física es capaz de intimidar a rivales con menor presencia física.