La incógnita es qué color se usará el año que viene… Aunque el color de este año ha provocado no pocas chanzas y alguna que otra protesta por parte de los aficionados más tradicionales, la primera impresión es que sus ventas funcionan a buen ritmo, al menos por lo que se percibe en la calle. En este caso, los ladrillos en relieve típicos de la arquitectura boloñesa aportan a la ya de por sí siempre bonita camiseta del Bologna un toque muy especial.