El presidente chino, Xi Jinping, amante del fútbol, tiene un plan para revertir el desastre y que la selección de China pueda pelear por algún Mundial antes de 2050: 112.000 millones de euros para tener 50.000 academias de fútbol infantil en 2025 y 70.000 en 2030 con 10.000 alumnos en cada una. Cameron Wilson, un periodista británico con una carrera de dos décadas en China que abrió una web de noticias del fútbol local en inglés llamada Wild East Football, cuenta que la culpa de ese fracaso radica en una «sociedad hipercompetitiva», donde el fútbol nunca es una prioridad para las familias, más centradas en la formación académica de unos hijos que, entre la escuela, los deberes y las extraescolares, apenas tienen tiempo para entrenar en grandes urbes donde los campos de fútbol no abundan precisamente.