Allá en lo alto de la pirámide, la única sombra que se podía obtener era entrando en el interior del minúsculo templo que la corona cuyo hedor a humedad resultaba poco agradable. Un guía me dijo hace poco en Palenque que los mayas subían y descendían de esta manera para mostrar respeto -al subir- y no dar la espalda a los Dioses -al bajar-.