En este mismo lugar nos quedamos a cenar y pasar la noche en una especie de albergue escasamente acondicionado. La única referencia que tenía acerca de este árido lugar era lo que había leído en el interesante libro «Los sótanos del mundo» de camisetas de alemania Ander Izaguirre. El paisaje se iba tornando del húmedo verde canadiense a un tono seco amarillento mientras que cada vez se hacían más presentes en el ambiente las conversaciones en español.